Por Nicolás Muszkat *
El 2024 será para muchos, especialmente en Argentina, el peor año de la industria del ciclismo de los últimos, probablemente, 20 años.
Este año que comienza, tendrá una serie de características dramáticas que conjugadas harán un año para el olvido:
a) Recesión de la Economía: Como parte del programa económico de la nueva administración de Argentina, y resultado de una serie de sinceramientos de tarifas y precios, la cantidad de dinero disponible para el gasto en bicicletas, será mínima. Especialmente en gamas media y baja.
b) Exceso de stocks locales: Debido a la reciente apertura de importaciones luego de un largo período con muchos faltantes, los importadores y armadores, estarán stockeados por demás. Incluso durante los últimos dos años de la administración anterior, ya se estaba viendo este proceso de sobredimensionar el inventario ante escenarios de incertidumbre.
c) Exceso de stocks internacionales: Ante la caída de consumo post-Covid, todas las terminales tienen bicicletas y partes listas para ser embarcadas y a precios en mínimos históricos.
d) Nuevos jugadores: Si bien en la era post-Covid se retiraron muchos nuevos players que habían ingresado en pleno boom, ahora con el nuevo escenario de apertura, estarán entrando muchos otros que, además, aprovecharán los precios bajos y los sobre-stocks globales. Lo que empeorará aun más la situación local.
e) Crisis de transporte marítimo: Por diversas cuestiones, como la violencia en la zona del canal de Suez, que hace que suba el valor del crudo y los bajos niveles de agua en el Canal de Panamá, los grandes cargueros (de mercancías y de crudo) están realizando trayectos mucho más largos y costosos, y afectando el valor de los fletes, que impacta directamente en los precios, y alarga mucho los tránsitos.
Algunos puntos a favor de la bicicleta:
a) El ajuste del precio del combustible y las tarifas de transporte público, por quita de subsidios, favorecerá el uso de la bici para commuting.
b) El mejor momento para el consumidor, que gozará de un mercado repleto de opciones y precios bajísimos.
Creo que la situación nos pone en una posición crítica en la que cada una de nuestras decisiones tiene que ser pensada un poco más estratégicamente. La rotación del inventario estará en indicadores locos (años) y con esto la obsolescencia de modelos y modas nos expondrá a pérdidas.
También la ingeniería financiera ocupará un lugar importante, para cubrir las deudas comerciales con proveedores, reperfilar las nuevas compras, con las nuevas reglas, y por supuesto calzar todo esto con los nuevos plazos (y rentabilidades) que tendremos que dar a nuestros clientes para que puedan tener nuestra mercadería en sus salones.
Sin dudas, un año de mucho trabajo hacia adentro.
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