Por Rocío Zolezzio. Contadora pública
Si hay algo que nos caracteriza a los argentinos es la perseverancia… y también la
obstinada aversión al cambio. La recesión no distingue colores políticos ni sectores:
golpea parejo. Y hace años que las principales víctimas son siempre las mismas: las
pymes.
Entonces, ¿qué están haciendo mal las pymes en plena recesión? Después de años
trabajando con emprendedores y dueños de negocio, hay errores que se repiten siempre. Y
en este contexto, no son detalles menores: son los que terminan hundiendo al negocio.
Los errores más comunes que veo en las pymes
1. No reconocerte como pyme
Muchos emprendedores siguen llamando a lo suyo “un proyecto” o “un hobby”,
incluso cuando ya pagan sueldos y sostienen familias enteras. Ese chip de no
asumirse como empresa lleva a tomar decisiones improvisadas, sin planificación ni
estructura. Un negocio que factura, paga proveedores y da trabajo no es un
pasatiempo: es una pyme y merece ser gestionada como tal.
2. Mezclar finanzas
Clásico. Usar la misma cuenta bancaria para gastos personales y del negocio,
pagar la tarjeta con plata de la caja, retirar efectivo como si fuera un cajero
automático. El problema es que nunca sabés si tu negocio realmente es rentable o
solo estás girando dinero. Separar cuentas es el primer paso para tener claridad.
3. Ignorar el asesoramiento
La idea de que “soy chico, a mí ARCA no me va a mirar” es peligrosa. El organismo
cruza datos de todo y no distingue tamaños. Y sin asesoramiento, repetís errores
que otros ya cometieron antes que vos. Un buen profesional no es alguien que solo
presenta declaraciones: es alguien que te da perspectiva, que anticipa riesgos y te
muestra oportunidades que vos, metido en la operación, no ves.
4. No tener estrategia fiscal
Cumplir por cumplir y pagar lo que toca es la forma más cara de manejarse. Una
estrategia fiscal implica planificar anticipos, elegir el encuadre adecuado,
aprovechar deducciones y usar los regímenes disponibles. No es “hacer trampa”, es
jugar con las reglas que ya existen para no dejar plata arriba de la mesa. Ejemplos
concretos: pedir reducción de anticipos si tus ingresos cayeron o usar planes de
facilidades para liberar caja en meses críticos.
5. No conocer los números
Es el error más grave y, a la vez, el más común. No podés dirigir un negocio sin saber
cuánto cuesta producir lo que vendés, cuál es tu margen de ganancia real y cómo
está tu flujo de caja. La rentabilidad no se mide con “me alcanza para vivir” ni con
“siento que me va bien”: se mide con datos.
Si no conocés tus costos ni el peso de los impuestos, nunca vas a tener claro si el
esfuerzo de sostener el negocio realmente vale la pena. La pasión y las ganas son
motor, pero no pagan las cuentas. Lo que llena la heladera a fin de mes es la
rentabilidad. Y asumirlo —hacerse cargo de los números— es el primer desafío de
toda pyme que quiera sobrevivir en recesión.
Accionar ya como PYME
Tres cosas concretas que podés hacer hoy mismo:
1. Separar cuentas YA
Abrí una cuenta bancaria exclusiva para el negocio. Cobrá y pagá todo desde ahí, y
definí un sueldo fijo para vos que transfieras cada mes. Eso te permite ver si tu
negocio se sostiene solo o si lo estás financiando con tus ahorros sin darte cuenta.
¿No sabés cuánto ponerte de sueldo? Hacete esta pregunta que nunca falla:
¿cuánto le pagarías a otra persona por hacer exactamente lo mismo que hacés
vos todos los días en tu negocio?
2. Armá un presupuesto económico
Si querés que tu negocio sea serio, tenés que estar en los números. Punto. No
alcanza con “vendo bastante” o “me alcanza para vivir”: tenés que saber
exactamente cuáles son tus ingresos, cuáles son tus costos fijos, cuáles son tus
costos variables y cuál es tu margen de ganancia.
No podés hacerte el desentendido: el orden empieza por ahí. Un presupuesto
económico en Excel es la herramienta mínima para dejar de adivinar y empezar a
gestionar con datos reales. Y si no sabés hacerlo o no querés hacerlo, pedí ayuda:
peor es seguir a ciegas.
3. Dale bola a lo fiscal
¿Sabés la cantidad de negocios que se hundieron por subestimar al fisco? El
Monotributo es cómodo, pero no es para siempre. Si ya te quedó chico y hasta le
pediste prestado el CUIT al vecino para seguir facturando, frená. Hablá con tu
contador, hagan números.
Cuando el margen de ganancia es bajo —algo muy común en quienes venden
productos— muchas veces el régimen de Responsable Inscripto termina siendo
más conveniente que seguir forzando el Monotributo. Y si tu negocio ya mueve
grandes volúmenes de dinero, tiene empleados o tenes algún socio, el riesgo es
más elevado aún y probablemente sea el momento de constituir una sociedad.
No te tires solo a la pileta: estos cambios se hacen acompañado de un profesional
que te guíe. No te ates al Monotributo como si fuera tu ex. Soltá. Es hora de crecer.
En resumen
La pasión mueve, pero no alcanza. Lo que mantiene viva a una pyme en recesión es el
orden, la planificación y el acompañamiento profesional. Cuanto antes empieces, antes
vas a sentir que tu negocio te da un futuro, no solo trabajo.