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Nueve tipos de falacias

La cuenta de twitter "Argumentación y Derecho" @argumentderecho elaboró este texto obre los diferentes tipos de falacias.

La cuenta de twitter “Argumentación y Derecho” *  elaboró este texto obre los diferentes tipos de falacias.

¿Qué es una falacia?

Una falacia es, en sentido amplio, una falla argumentativa que obstruye o pone en peligro la resolución racional de la discusión. Las falacias son errores típicos y difíciles de detectar porque se confunden con buenos argumentos.

Una advertencia previa: Las explicaciones y ejemplos de cada uno de los casos son solo una introducción a un tema complejo y con muchas excepciones y zonas de penumbra. Por favor, entendelo como lo que es: una brevísima introducción.

1. Ignoratio elenchi teleológica:

Se comete cuando el argumentante:

– Ante varias opciones de acción decide realizar una

– la justifica diciendo que con ella se alcanzará el fin F

– pero F es tan general que con cualquiera de las otras opciones también hubiera alcanzado F.

Ejemplo de ignoratio elenchi:

En una discusión parlamentaria un diputado dice: “Debemos subir dos puntos de la tasa del impuesto sobre la renta, porque de esa forma reduciremos el déficit fiscal”.

Explicación del ejemplo:

Normalmente, el aumento de cualquier impuesto reducirá el déficit fiscal; el diputado comete una falacia ignoratio elenchi porque la razón que da es tan amplia que no descarta otras acciones, como aumentar 1, 3 o 4 puntos el impuesto sobre la renta.

2. Sesgo del sobreviviente

Sucede cuando concluimos algo sobre todo un grupo tomando en cuenta solamente las características de aquellos que sobrevivieron a un proceso de selección previo, sin tomar en cuenta las características de los que no sobrevivieron a dicho proceso.

Ejemplo:

Es frecuente que nos guiemos por los hábitos o características de las personas que tuvieron éxito, sin tomar en cuenta que esos hábitos o características pueden haber estado presentes en quienes no tuvieron éxito (que normalmente son invisibles por no ser tan famosos).

Más sobre el sesgo de sobreviviente:

3. Abducción incorrecta

Sucede cuando queremos explicar cuáles fueron las causas de ciertos hechos, pero elegimos una hipótesis sin descartar otras posibles explicaciones tan o más razonables que la elegida.

4. Falacia ad hominem

Sucede cuando:

1- Se rechazan las opiniones de un hablante;

2- El rechazo se fundamenta en alguna característica personal o contextual del hablante;

3- Pero lo que dijo el hablante no depende de la confianza que le tengamos personalmente.

5. Falacia ad ignorantiam

La falacia ad ignorantiam (a partir de la ignorancia) consiste en concluir que algo es verdad fundamentado en que no se sabe (o no hay evidencia de) que sea falso, o viceversa.

Sin ánimo de ser exhaustivos, es falaz argumentar a partir de la ignorancia cuando, con ello, se invierte (incorrectamente) la carga de la prueba:

6. Falacia del concorde (o de costo hundido)

La falacia del concorde, también llamada “efecto de costo hundido” es la inclinación a seguir con un proyecto o un curso de acción por el hecho de que ya se ha invertido mucho tiempo, recursos o esfuerzo en ello.

Muchas veces, nos sentimos atados a un proyecto por un razonamiento como este: «Ya gasté demasiado tiempo (esfuerzo o dinero) en este proyecto como para dejarlo ahora». ¿Pero sabías que esa forma de razonar casi siempre es incorrecta?

Continuar un proyecto o actividad justificado únicamente en que ya gastamos demasiado tiempo (esfuerzo o dinero irrecuperable) es la forma típica de razonamiento falaz llamado: Falacia del costo hundido * Un costo hundido es un costo pasado irrecuperable.

La falacia del costo hundido es la inclinación a seguir en un mismo curso de acción por el hecho de que ya se invirtió mucho tiempo, recursos o esfuerzo en ello, aunque lo invertido sea irrecuperable.

También la llaman: sesgo/efecto de costo hundido y falacia del Concorde.

Un ejemplo de falacia de costo hundido:

Que alguien siga yendo a un cine que no le gusta porque ya pagó un abono de un año. Aunque no le guste ir al cine, siente que tiene que seguir yendo porque ya pagó por ello.

En el derecho, un ejemplo de la falacia de costo hundido es: Que un abogado siga trabajando en un caso, incluso si ya no es lo mejor para su cliente, porque ya invirtió mucho tiempo y esfuerzo investigando, recabando información, etc.

El sesgo del coste hundido es un error sistemático de pensamiento que conduce a decisiones subóptimas.

Esto lo hace especialmente pernicioso, pues puede afectar tanto en la vida personal como en la profesional.

El sesgo de costo hundido puede suceder porque: Lo que gastamos en ejecutar un curso de acción (como un proyecto o una inversión) tiende a anclarnos en el pasado e impide que evaluemos imparcialmente si lograremos, dentro de límites aceptables, los objetivos planteados.

El sesgo de costo hundido también parece estar relacionado con una visión cultural: de que quien persevera es quien tendrá éxito («quien persevera, vence»).

Perseverar es clave para alcanzar los objetivos, pero luego de un tiempo sin lograrlos es importante reevaluar los escenarios. Y en esa evaluación es irracional tomar decisiones basadas en gastos irrecuperables, porque para el éxito futuro esos gastos ya son irrelevantes.

7. Falacia del espantapájaros

Sucede cuando se tergiversa la posición del oponente, se atribuye a esa persona un punto de vista con una configuración implausible que se puede demoler fácilmente y, luego, se procede a argumentar en contra de dicha versión como si fuera la real.

8. Falacia de pertenencia a un grupo

Es un tipo de falacia ad populum (de apelación a la popular).

Aquí, una persona es persuadida (irracionalmente) de creer o actuar de cierta manera porque el grupo al que pertenece, o con el que se identifica, cree o actúa de esa forma.

9. Petición de principio

Un argumento o razonamiento es una petición de principio cuando una de sus premisas no es aceptable porque presupone la verdad o aceptabilidad de la conclusión.

Ejemplo clásico de petición de principio: Supongamos que dos amigos, Luis y María, están discutiendo si Dios existe. Luis argumenta: La Biblia es la palabra de Dios, por lo tanto, Dios existe.

Luis comete una petición de principio, porque quien cuestiona la existencia de Dios (la conclusión), normalmente también cuestionaría que la Biblia es la palabra de Dios (la premisa). En el contexto de esa discusión, la premisa es tan inaceptable como la conclusión.


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