La corriente vital del Océano Atlántico podría colapsar tan pronto como en 2025
El día después de mañana, la película y su predicción sobre el cambio climático. Un estudio advierte que la circulación de vuelco meridional del Atlántico está cerca de un punto de inflexión que alteraría gravemente el clima, pero otros investigadores dicen que el momento es imposible de predecir.
Un sistema vital de corrientes oceánicas que gobierna los patrones climáticos en el hemisferio norte podría colapsar a mediados de siglo y posiblemente dentro de dos años, según un estudio que advierte que el sistema climático oceánico está cerca de un punto de inflexión irreversible. Pero otros investigadores tienen dudas sobre la precisión de las proyecciones.
La circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) es un gran sistema de corrientes oceánicas que actúa como una cinta transportadora, transportando agua cálida desde los trópicos hacia el Atlántico Norte, reporta Madeleine Cuff para The New Scientist.
Los científicos ya advirtieron que el cambio climático está debilitando el AMOC y dicen que el sistema podría colapsar en el futuro, un resultado fuertemente dramatizado en la película El día después de mañana.
La corriente del Atlántico
La Corriente del Atlántico es un sistema de circulación oceánica que juega un papel crucial en el clima, tanto a nivel regional como global. Es una corriente oceánica que se desplaza desde el Golfo de México hacia el norte de Europa, llevando agua cálida y salina desde los trópicos hacia latitudes más altas. Esta corriente tiene varias ramificaciones, como la Corriente del Golfo, que es su rama más conocida.
Descripción: La Corriente del Atlántico es parte del Sistema de Circulación Termohalina, que se basa en diferencias de temperatura y salinidad para impulsar el flujo de agua en los océanos. En su recorrido, esta corriente transporta grandes cantidades de calor desde las zonas tropicales hacia el norte del Atlántico, lo que influye en el clima y las condiciones atmosféricas en las regiones que baña.
Riesgos: La interrupción o alteración de la Corriente del Atlántico podría tener consecuencias significativas para el clima y los ecosistemas. Se ha observado que el cambio climático y el derretimiento del hielo ártico están afectando la corriente, lo que podría tener efectos impredecibles en el clima regional y global. Uno de los mayores riesgos es la posibilidad de una desaceleración o incluso una detención temporal de la circulación, lo que podría provocar eventos climáticos extremos, cambios en los patrones de lluvia, alteración de los ecosistemas marinos y terrestres, y afectar a la agricultura y la economía.
El estado actual de la Corriente del Atlántico es una preocupación importante en la comunidad científica. Los estudios sugieren que ha habido una desaceleración en la velocidad de esta corriente en las últimas décadas, lo que ha llevado a debates y preocupaciones sobre las implicaciones para el clima global. Sin embargo, se necesita una investigación continua para comprender completamente las dinámicas y posibles efectos de estos cambios.
El monitoreo de la corriente y los datos
La fuerza de la AMOC solo se ha monitoreado constantemente desde 2004, dejando a los investigadores sin suficientes datos a largo plazo para hacer estimaciones claras de cuándo podría ocurrir tal colapso.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) dice que es poco probable que se produzca un colapso total de AMOC en el siglo actual, según los modelos climáticos.
En su nuevo estudio, los hermanos Peter y Susanne Ditlevsen, ambos de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, utilizaron datos de la temperatura de la superficie del mar del Atlántico Norte subpolar, que data de 1870, como indicador de la estabilidad de la AMOC. Su análisis sugiere que el AMOC se está volviendo cada vez más inestable y pronto alcanzará un punto de inflexión crítico. Suponiendo que las emisiones de gases de efecto invernadero continúen en su trayectoria actual, concluyen que es más probable que el colapso de AMOC ocurra a mediados de este siglo, pero advierten que podría ocurrir en cualquier momento entre 2025 y 2095.
“El IPCC ha dicho en su último informe que es ‘muy poco probable’ que AMOC colapse este siglo. Nuestros resultados son en realidad mucho más negativos”, dice Susanne Ditlevsen. “Lo que diríamos es que si continuamos con las emisiones como ahora… probablemente sucederá entre 2050 y 2080”.
El colapso de la AMOC podría conducir a un rápido aumento del nivel del mar en América del Norte, una caída repentina y severa de las temperaturas en el norte de Europa y una grave interrupción de los monzones en Asia. Pero los investigadores que no participaron en el estudio instan a la cautela. Penny Holliday, del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, advierte que no está claro si las temperaturas de la superficie del mar pueden servir como un indicador directo de la resiliencia del AMOC. “La temperatura de la superficie del mar se ve afectada por muchas otras cosas”, dice ella. “No es una relación de uno a uno”.
Niklas Boers del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania dice que otra evidencia muestra que el AMOC se ha vuelto cada vez más inestable en el último siglo. Pero dice que las incertidumbres inherentes a confiar en las temperaturas de la superficie del mar hacen que sea imposible predecir el momento del colapso de AMOC. “Estas incertidumbres le impiden absolutamente hacer estimaciones precisas de cuándo sería el momento real de la propina”, dice. De manera similar, Jon Robson de la Universidad de Reading, Reino Unido, dice que la predicción del artículo sobre el momento del colapso debe tomarse con “una gran pizca de sal”.
En respuesta a las críticas, Peter Ditlevsen reconoce que los cálculos se basan en la premisa de que las temperaturas de la superficie del mar son una “huella digital real” de la AMOC. “Confiamos en nuestros cálculos, en nuestras predicciones. Pero, por supuesto, hay una premisa para eso”, dice.
Aunque reconoce que los hallazgos son controvertidos, dice que son demasiado importantes para no hacerlos públicos. “Si tenemos razón, y creemos que la tenemos, entonces esto no es algo de lo que deban preocuparse las próximas generaciones”, dice. “Esto es algo de lo que preocuparse ahora”. Fuente: New Scientist
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