Perspectivas de la macro economía: exposición de Ricardo Arriazu
Jornadas de política cambiaria y monetaria del BCRA, Banco Central de la República Argentina
Ricardo Arriazu, una de las voces más influyentes en el ámbito económico argentino, ha sido claro en su postura respecto a las políticas que el gobierno de Javier Milei debería adoptar para manejar el control cambiario y evitar un colapso social.
Durante su participación en las Jornadas Monetarias organizadas por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), Arriazu analizó críticamente los controles de cambio, sino que también brindó un enfoque más amplio sobre cómo manejar la economía en una situación de inestabilidad tan delicada como la que atraviesa Argentina.
Una de las declaraciones más destacadas de Arriazu fue su rotunda oposición a los controles de cambio, aunque con un importante matiz: “Soy enemigo de los controles, pero soy mucho más enemigo del colapso social”, reportó infobae.
Esta frase resume su enfoque pragmático. Aunque reconoce que los controles al dólar no son una solución ideal, sostiene que eliminarlos de manera abrupta podría provocar una crisis social y económica de grandes proporciones. El riesgo, según Arriazu, es demasiado alto para tomar decisiones extremas sin antes generar las condiciones necesarias para una transición ordenada.
El cepo cambiario: una salida gradual y controlada
Arriazu sugirió que el gobierno de Milei debería esperar hasta 2025 para eliminar completamente el cepo cambiario, a fin de evitar riesgos innecesarios en la estabilidad económica emergente. Según su visión, ya se están dando algunos pasos para flexibilizar las restricciones cambiarias, como la mejora en los pagos de importaciones, pero cualquier avance más significativo debe hacerse de forma controlada y, sobre todo, sustentada en confianza.
Para Arriazu, la confianza en la economía es el factor más determinante. Si la gente confía en que el gobierno está tomando decisiones responsables, será posible avanzar hacia un tipo de cambio más libre sin generar pánico o una corrida cambiaria. Esta confianza también se vincula con la capacidad del gobierno de manejar correctamente la política monetaria, ya que una emisión descontrolada de pesos, sin el respaldo adecuado, erosionaría rápidamente cualquier avance en la estabilidad del tipo de cambio.
El control de cambios, que es la regulación de la compra y venta de divisas extranjeras (como el dólar), puede servir como una herramienta para mitigar la inflación. Esto ocurre porque al limitar el acceso a divisas extranjeras, se busca controlar el valor de la moneda local y frenar la devaluación que aumenta los precios. Sin embargo, esta intervención suele tener consecuencias mixtas y, en muchos casos, puede generar distorsiones en el mercado.
Un tipo de cambio libre: la meta, pero no el primer paso
Si bien Arriazu apoya la idea de un tipo de cambio único y libre, advierte que no es algo que pueda lograrse de inmediato. Para que el dólar deje de ser una referencia de precios y el peso argentino recupere su papel como unidad de cuenta, es necesario que primero se estabilicen las variables macroeconómicas fundamentales. De no hacerlo, el país corre el riesgo de perpetuar el círculo vicioso de inflación, devaluación y pérdida de poder adquisitivo.
Arriazu propuso que el gobierno se enfoque en generar las condiciones adecuadas para que, en algún momento del próximo año, el tipo de cambio sea más flexible. Sin embargo, también enfatizó que la política monetaria deberá ser ajustada constantemente para asegurar que este cambio no se traduzca en más inflación. “Vayan de a poco con el cepo”, fue su consejo al gobierno, basado en la idea de que los errores en esta etapa pueden tener consecuencias devastadoras si no se gestionan correctamente.
El problema del exceso de pesos y la remonetización
Otro tema que Arriazu abordó con detalle fue el exceso de pesos en la economía y cómo esto impacta en la política monetaria. En su opinión, uno de los principales retos que enfrenta el gobierno es reducir ese excedente de pesos de manera controlada, sin generar un colapso en la demanda de la moneda local ni agravar la inflación. Para él, esto pasa por implementar una estrategia de remonetización gradual y bien planificada, donde el Estado recupere progresivamente el control sobre la emisión monetaria sin sofocar la actividad económica.
Arriazu advirtió que cualquier error en el manejo de la remonetización podría generar desequilibrios en el mercado cambiario, afectando tanto las reservas internacionales como el tipo de cambio. En su análisis, si se maneja con cuidado, la confianza en la economía crecerá, lo que permitirá, eventualmente, la eliminación de las restricciones cambiarias.
La inflación es, en muchos casos, un fenómeno monetario, lo que significa que cuando hay demasiada emisión de dinero sin respaldo productivo, los precios tienden a subir. Sin embargo, Arriazu aclara que esto no siempre es el único factor, ya que también influyen otros como las expectativas y los choques externos.
El dólar como unidad de cuenta y su impacto en la economía
Una de las críticas más importantes de Arriazu a la situación económica argentina actual es el rol del dólar como unidad de cuenta. Cuando el dólar se usa como referencia para fijar precios en la economía local, el peso argentino pierde su función clave como medida de valor. Esto genera un problema estructural en la economía, donde la inflación y la devaluación se retroalimentan constantemente, creando una “calesita” de precios y salarios que es muy difícil de frenar.
Para solucionar este problema, Arriazu considera que es imprescindible restablecer el peso como la unidad de cuenta principal. Esto no solo daría mayor estabilidad a los precios, sino que permitiría al gobierno manejar la política monetaria de forma más efectiva. Sin embargo, reconoce que esto no es algo que pueda lograrse de la noche a la mañana. Primero, debe eliminarse el cepo de manera gradual y restablecerse la confianza en el sistema monetario, lo que llevará tiempo y una planificación cuidadosa.
El dólar como unidad de cuenta
En Argentina, el dólar muchas veces se utiliza como referencia para establecer precios, incluso en transacciones locales. Esto genera un problema, ya que la moneda local (el peso argentino) pierde su función como unidad de cuenta, y las fluctuaciones en el valor del dólar impactan directamente en los precios locales. Este fenómeno agrava la “calesita” de precios y salarios, creando un ciclo inflacionario difícil de frenar sin intervención.
Un punto crítico es que muchos bienes y servicios en Argentina cuestan dos o tres veces más que en el exterior. Esta diferencia de precios es una señal de ineficiencias y distorsiones económicas internas, provocadas por factores como el control de cambios, la alta inflación y los costos de producción locales.
Para evitar crisis recurrentes en el sector externo, es clave reducir el gasto excesivo y frenar la emisión descontrolada de dinero. Cuando un país gasta más de lo que produce o emite moneda sin respaldo, las reservas internacionales se agotan y se vuelve difícil mantener la estabilidad del tipo de cambio.
Finalmente, se resalta que la confianza en el sistema económico es fundamental para mantener la estabilidad monetaria. Si las personas y los mercados no confían en la capacidad del gobierno para manejar la economía de manera prudente, la inflación y las crisis recurrentes serán inevitables. Una política monetaria responsable, que no abuse de la emisión de dinero, es esencial para generar esa confianza.
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