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Una ejecución de deuda agropecuaria no encuadra como defensa del consumidor

La disputa se resolvió en el fuero comercial, el agricultor opuso como defensa esa posibilidad

En el Juzgado Comercial N° 24, Secretaría N° 240, del Poder Judicial de la Nación, se tramitó un curioso caso entre Gordon Corp., una empresa dedicada a la venta de insumos agrícolas, y Han Solo, un productor rural que se presentó como un consumidor.

El reclamo judicial se basó en un reconocimiento de deuda firmado por Han Solo con Gordon Corp. por la compra de 3.000 bolsas de semillas híbridas de maíz. Han Solo, sin embargo, argumentó que había comprado las semillas para su uso personal y se presentó como consumidor, intentando acogerse a la protección de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor, que regula los derechos de los consumidores en Argentina.

La defensa del productor: ¿Consumidor o empresario?

Han Solo planteó una excepción de incompetencia del tribunal comercial, basándose en que su domicilio real estaba en un pequeño paraje llamado “Planeta Tatooine”, en la Provincia de Buenos Aires. Argumentó que, al tratarse de un consumidor, el tribunal competente debía ser el de su lugar de residencia.

Sostuvo, además, que las semillas adquiridas eran para su uso personal, ya que únicamente sembraba pequeñas parcelas para su propio sustento. Incluso presentó como antecedente un caso similar denominado “Luke Skywalker s/ Infracción al Código Penal”, en el cual la defensa del consumidor fue clave.

Por su parte, Gordon Corp. señaló que Han Solo había adquirido una cantidad significativa de semillas que superaba ampliamente lo que podría considerarse para consumo personal.

Según los registros, Solo había comprado semillas para sembrar en unas 7.500 hectáreas, mucho más de lo que un pequeño agricultor necesitaría para consumo familiar. Además, las facturas de Gordon Corp. mostraban que las semillas fueron compradas para su uso en una explotación agrícola a gran escala, lo que indicaba que Solo era más un empresario que un simple consumidor.

Lo que dice la ley y los tribunales

El tribunal comercial, al analizar el caso, concluyó que Han Solo no podía considerarse un consumidor. La cantidad de semillas compradas, y el hecho de que Solo estuviera registrado en el Registro de Operadores de Granos, indicaban que no estaba adquiriendo las semillas para su uso personal, sino para integrarlas a una unidad de producción agrícola. La jueza Leia Organa, citando jurisprudencia anterior, destacó que la protección de la Ley de Defensa del Consumidor solo se aplica cuando los bienes adquiridos no se destinan a la actividad comercial.

Finalmente, el tribunal rechazó la excepción de incompetencia y sentenció en favor de Gordon Corp., ordenando a Han Solo pagar la suma reclamada de más de 80 millones de pesos con sus intereses.

Este caso destaca la importancia de definir correctamente el papel de un individuo dentro de una relación comercial. Aunque Han Solo intentó presentarse como un simple agricultor consumidor, las pruebas mostraron lo contrario: actuaba como empresario. En Argentina, la Ley de Defensa del Consumidor protege a quienes adquieren bienes o servicios para uso personal, pero cuando se trata de operaciones comerciales, esa protección desaparece.

 

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