Novedades del derecho y las leyes argentinas para el ciudadano

Francia multará el acoso callejero

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El 90% de las mujeres parisinas que utilizan el transporte público dicen haber sido víctimas de violencia física o verbal. Ahora, Francia estudia multar las situaciones de acoso callejero en forma similar a la Argentina.

Las leyes contra el acoso callejero

El diagnóstico es claro, las mujeres son intimidadas en el transporte público, con rozes intencionales, silbidos, comentarios fuera de lugar o frases irrespetuosas que lejos están de ser una  invitación a conversar o trabar una relación sino un claro acoso.

A partir de ahora, estos gestos fuera de lugar, los silbidos y los comentarios obscenos en la calle no saldrán gratis en Francia, que estudia sancionar una ley similar a la Argentina, contra la violencia en la vía pública y en los medios de transporte. La norma francesa establecería una pena de multa de entre € 90 y€ 750  a “todo comportamiento o presión sexista o sexual” en la esfera pública.

Sin embargo, esta nueva ofensa por “ultraje sexista” deberá ser constatada de manera “flagrante” por algún policía de proximidad, un nuevo cuerpo de seguridad implantado por el oficialismo. Si bien las autoridades reconocen que la contravención será difícil de constatar, por requerir que un policía pesque al agresor in fraganti, alegan que “es mejor que nada”.

 

Las voces en contra, el debate y la ley anti acoso en Argentina

Desde ya, todos coinciden en sancionar el acoso, pero difieren en los medios. Para muchos,  medidas similares no han funcionado en otros países con leyes similares, como Bélgica o Portugal. Pero el gobierno ha replicado: “Podemos aprender de otros intentos fallidos”.

Argentina también pena el acoso en la vía pública. A la tradicional figura de hostigamiento (“stalkeo amenazante”) se agregó una ley anti acoso bastante amplia en su formulación porque comprende distintas clases de conductas; a esta ley que es de la Ciudad de Buenos Aires se suma un proyecto para legislarlo a nivel nacional.

Para algunas posturas, el Estado no debería intervenir en ciertas conductas ligadas al acoso sexual: “La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”. Y agregan que

si bien la “toma de conciencia sobre la violencia sexual ejercida contra las mujeres, especialmente en el marco profesional, donde ciertos hombres abusan de su poder era necesaria, esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices”.

Sin embargo, para distintas posturas no se trata de una nueva oleada de “puritanismo”. Y remarcan la gran diferencia entre seducir y acosar. Actualmente, mucho queda a criterio judicial, en cuanto a las conductas que podrían configurar un acoso, al que se define como “la conducta unidireccional, física o verbal, producida por una o más personas en contra de personas, basado en su condición de género, identidad y orientación sexual que no desean o rechazan estas conductas por considerar que afecta sus derechos a la dignidad y a la integridad“.

 

 

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