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In dubio pro feo

De Roma al positivismo criminológico

La expresión “in dubio pro feo” es una variante humorística de la frase en latín “in dubio pro reo”, que significa “en caso de duda, a favor del acusado”. Es una garantía legal.

Sin embargo, “in dubio pro feo” cambia el significado de la palabra “reo” por “feo”, en referencia al aspecto físico de una persona, lo cual hoy no es legal ni constitucional.

Fue el médico Cesare Lombroso el que desarrolló la escuela del positivismo criminológico, que mantenía que el delito provenía de un orden genético anormal que se podía observar en ciertos rasgos físicos acentuados. Para Lombroso, los delincuentes eran feos, orejudos, pilosos y generalmente zurdos (ver revista Hoy).

Cesare Lombroso fue un médico y criminólogo italiano del siglo XIX que desarrolló la teoría del “delincuente nato” o “criminal atávico”. Lombroso sostenía que los criminales eran individuos que habían heredado características físicas y psicológicas primitivas de sus antepasados animales.

Según Lombroso, los criminales presentaban rasgos distintivos como mandíbulas pronunciadas, frente baja, orejas grandes y asimétricas, y otras características físicas consideradas “anormales”. También creía que los criminales tenían una menor capacidad para sentir empatía y autocontrol.

Lombroso argumentaba que la criminalidad estaba determinada principalmente por factores biológicos y que los criminales eran genéticamente distintos de las personas no criminales. Sin embargo, su teoría ha sido ampliamente criticada y desacreditada debido a sus bases pseudocientíficas y a su falta de evidencia empírica sólida.

Hoy en día, se reconoce que la criminalidad es un fenómeno complejo que está influenciado por múltiples factores, incluyendo el entorno social, económico y psicológico, así como factores individuales. La teoría de Lombroso ha sido rechazada por la comunidad científica y la criminología moderna se basa en enfoques más holísticos y comprensivos para explicar la conducta criminal.

Al parecer hay un antecedente similar en el Derecho Romano. Se conoce el presunto Edicto de Valerio emperador que asumió y duró cuatro meses en el trono de Roma, que formuló este adagio máxima:

Cuando tengas dudas entre dos presuntos culpables, condena al más feo, in dubio pro feo.

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