La prueba de la lesión laboral
Denunció sufrir lumbalgia por levantar bultos en accidente laboral. Pero para los jueces no probó las tareas pesadas
Denunció haber sufrido un evento siniestral el 30 de julio de 2.015 al levantar una caja de mercaderías aseverando, en tal sentido, haber laborado siete años como repositor del supermercado.
Siendo su tarea trasladar en forma manual grandes bultos de mercadería desde el sector depósito al salón de ventas cuyo peso oscilaba en los 20 a 30 kilogramos de peso. La empresa afirmó haber rechazado por escrito la denuncia a la ART.
También negó la empresa la mecánica del accidente y que las tareas realizadas fueran excesivamente forzadas, lo expusieran a posturas incómodas y/o que tuvieran idoneidad para afectar su columna vertebral.
Si bien el perito médico legista calificó la patología detectada como laboral por entender que existía nexo de causalidad verosímil entre los hechos invocados por el trabajador en su demanda–es decir los tuvo por ciertos- y su lesión, no se probó que se hubiera lesionado por sus tareas, según los jueces.
Es por ello que el juez rechazó su reclamo tras puntualizar que, al margen de la pericial médica, no existía otra prueba que corrobore que las tareas realizadas hayan sido lesivas.
Puntualizó el juez que “el trabajador no acreditó, mediante prueba alguna ni siquiera en forma indiciaria las tareas/condiciones laborales a las que supuestamente se hallaba sometido”.
En otras palabras, los agravios del trabajador podrían ser válidos si los términos del escrito de conteste fuesen otros, es decir si no se hubiera rechazado la renuncia y se hubieran aceptado como ciertas las condiciones riesgosas de las tareas denunciadas: el traslado en forma manual de grandes bultos. Pero no hay prueba suficiente, concluyó el tribunal.
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