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El Colegio Electoral en Estados Unidos: ¿Un sistema democrático o una reliquia del pasado?

Las leyes electorales y derechos en la gran democracia de América

Por Adrián Genesir

Cuando hablamos de elecciones presidenciales, es común pensar que el candidato que obtiene más votos gana. Sin embargo, en Estados Unidos, la realidad es más compleja debido al funcionamiento del Colegio Electoral, un sistema que ha sido objeto de debates y críticas a lo largo de los años.

El Colegio Electoral es un mecanismo de elección indirecta. Los ciudadanos votan por un candidato, pero en realidad están eligiendo a los electores que representarán a su estado en el Colegio Electoral.

Por Estado

Cada Estado tiene un número de electores equivalente a su representación en el Congreso, es decir, la suma de sus senadores (siempre dos) y representantes (similar a nuestros diputados), el número de estos últimos basados en la población del estado. Esto significa que los estados menos poblados tienen proporcionalmente más peso por elector que los estados más poblados.

Este sistema se originó en la Convención Constitucional de 1787 como un compromiso entre quienes querían que el Congreso eligiera al presidente y quienes abogaban por una elección directa por parte del pueblo. Los estados del sur, menos poblados y con economías basadas en la agricultura y la esclavitud, temían ser dominados políticamente por los estados del norte, más industrializados y con mayor población. El Colegio Electoral les ofrecía una forma de mantener influencia y proteger sus intereses.

Hoy en día, el Colegio Electoral ha sido ampliamente criticado por no reflejar fielmente la voluntad popular. En varias ocasiones, el candidato que ganó el voto popular no resultó electo presidente, como sucedió en las elecciones de 2000 (Bush vs Gore) y 2016 (Trump vs Clinton).

Además, la mayoría de los estados tienen una preferencia política establecida, ya sea demócrata o republicana, lo que lleva a que las campañas electorales se centren en un puñado de “estados péndulo” o “swing states”, donde el resultado es incierto. Estados como Pensilvania, Florida y Ohio reciben una atención desproporcionada y miles de millones de dólares en fondos de campaña, ya que su voto puede decidir la elección. Hasta ahora en las elecciones presidenciales del 2024 se llevan gastados mas de diez y seis mil millones de dólares. La gran mayoría en estados péndulo.

Esto significa que un número relativamente pequeño de votantes en estos estados puede determinar el resultado de la elección presidencial. Por ejemplo en las últimas dos elecciones, menos de 80,000 votos en Pensilvania inclinaron la balanza en una elección nacional que afectó a más de 330 millones de personas.

Esta situación ha llevado a que una mayoría de la población estadounidense se pronuncie en contra del Colegio Electoral. Según una encuesta de Gallup de 2020, el 61% de los estadounidenses preferiría abolir este sistema y elegir al presidente por voto popular directo.

Argentina y la ley electoral

¿Y en Argentina? Nuestro país también utilizó un sistema de elección indirecta similar al Colegio Electoral hasta la reforma constitucional de 1994. Antes de ese cambio, el presidente y vicepresidente eran elegidos por un colegio de electores designados por las provincias, en proporción a su población. Sin embargo, este sistema generaba desequilibrios y cuestionamientos sobre su representatividad.

La reforma de 1994 estableció la elección directa del presidente y vicepresidente, con posibilidad de una segunda vuelta o “ballotage” si ningún candidato alcanzaba los porcentajes requeridos para ganar en primera vuelta (más del 45% de los votos, o más del 40% con una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales sobre el segundo). Este cambio buscó fortalecer la democracia y garantizar que el presidente electo reflejara la voluntad de la mayoría de los votantes.

Con la adopción del voto directo, las provincias más pobladas, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, ganaron mayor influencia debido a su peso demográfico. Esto también planteó desafíos para las provincias menos pobladas, que vieron reducida su capacidad de influir en el resultado electoral. A pesar de ello, el sistema ha permitido que candidatos provenientes de provincias con menor población alcancen la presidencia, como fue el caso de Néstor Kirchner, oriundo de Santa Cruz.

Colegios electorales

Defensores del colegio electoral insisten que este sistema protege los intereses de los estados menos poblados y evita que las regiones más densamente pobladas dominen la política nacional. Sin embargo, sus detractores señalan que este sistema es antidemocrático y no se ajusta a las realidades actuales.

Quizás el Colegio Electoral sea un sistema que tuvo sentido en un contexto histórico específico, pero que hoy enfrenta críticas por no reflejar fielmente la voluntad del pueblo. La experiencia argentina sugiere que el voto directo puede ser una alternativa más justa y democrática.

La pregunta que queda es si Estados Unidos está dispuesto a reevaluar su sistema electoral en función de las necesidades y expectativas de su población actual y si la polarización política actual que se está experimentando a nivel global permite abrir la constitución para debate o si el momento histórico no lo permite.

¿Y a vos? ¿Qué sistema te parece más justo? Te escucho en @adriangenesir

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