Por Martina Goldsztein
En el momento en el cual decidimos estudiar, investigar, las Cuestiones Ambientales, por el “Principio de Realidad” (el cual se aplica puro), nos damos cuenta muy fácilmente, que todos los años notamos cambios que reflejan de forma muy clara, como los conjuntos ecosistémicos, se van degradando. ¿Qué pasa con el derecho ambiental?
Ello nos lleva indudablemente a los tan mencionados “problemas ambientales”, los cuales la mayoría de las veces surgen por las necesidades que tenemos como seres humanos que habitamos este planeta y hace tantos siglos buscamos las formas de adaptarnos.
Estos “impactos negativos” generados por nosotros en los procesos de adaptación a los ecosistemas como comentamos anteriormente, requieren de un labor frente a ellos, incluyendo acciones que fomenten la: información, educación, compromiso (entre otros) para así, superarlos. Con todo esto, nos parece útil lograr identificarlos y dividirlos: de forma local, sectorial y global.
La escala local, refiere a cuestiones municipales y de la ciudad, por ejemplo: problemas entre vecinos, ruidos, vibraciones, olores, residuos, reciclaje, se relaciones con lo regulado en el Código Civil y Comercial, este primer nivel nos ayuda a pensar aquellos reclamos presentados por la ciudadanía y abarca pensar el eje urbano.
Por otro lado, la escala sectorial, es la regional y hace referencia a cuestiones relativas a nuestra esencia, en definitiva a nuestro carácter “federal”, partiendo de la base Constitucional y que cada provincia es “dueña” de sus recursos, pensamos por ejemplo en: Caso del Río Atuel y aquellos conflictos interjurisdiccional que se plantearon, el deshielo del Glaciar en Uspallata (Antártida) y el cambio climático, incluso a aquellos conflictos “interpaíses” como por ejemplo: el tema de la “ciudad de las luces”, las pasteras con Uruguay, tema minería con Chile.
Por último, la escala global, refiere a impactos ambientales que suceden en lugares de forma particular, más su magnitud repercuten en otros sitios del planeta generando efectos degradantes, por ejemplo: el incendio en el Amazonas que produjo derretimiento de glaciares en la zona andina.
Si bien, no nos gusta mencionarlos como “problemas ambientales”, hoy los invitamos a reflexionar y darle una vuelta de rosca para comprender que aunque son “problemas” como en las matemáticas, ¡gracias a Dios tienen solución! (ojalá tuviéramos el capítulo apartado de “respuestas” ¿No?), y esta circunstancia que genera un obstáculo al curso normal de las cosas, en este caso de los procesos naturales, siempre hay una salida!
Y, aunque los conflictos ambientales son resultado de aquellos efectos no deseados por nuestras actividades, y afectan a nuestras vidas diarias y hábitats naturales (con todo lo que ellos representan) el desafío es pensarlos de una forma más propositiva y encontrar vías de ayuda #porunmundomejor.
La autora es abogada, escribe en Ambiental y Más
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