¿La Argentina es cara? Por empezar, no es lo mismo Buenos Aires, porteñoland, que otros lugares del país. Transcribo dos artículos que intentan explicar la situación regulatoria y económica, ¿Cuánto cuesta transportar una simple bondiola?
La odisea regulatoria y de costos en Argentina
En el sitio Visión Liberal, el economista Gustavo Lázzari se refirió a las regulaciones que enfrenta todo emprendedor argentino, como por ejemplo para transportar un simple corte de carne.
A) Documentos propios de todo vehículo
1) DNI
2) Cédula Verde
3) Registro Profesional
4) Comprobante del pago de la patente
5) Comprobante de vigencia del seguro
6) Comprobante del pago del seguro
7) Verificación Técnica Vehicular (VTV
B) Documentos propios de la actividad del transportista de alimentos
8) Habilitación municipal del vehículo. Los transportistas deben elegir el municipio cuya habilitación tiene mayor aceptación pues ocurre que algunas “habilitaciones son menos habilitantes que otras” y por tanto deban obtener permisos de más de un municipio.
9) Certificado de desinfección del vehículo
10) Habilitación del vehículo en CABA
11) Registro Único de Transporte Automotor (RUCA) a Nivel Nacional.
12) Registro Único de Transporte Automotor (RUCA) a Nivel Provincial.
13) Registro de Chofer emitido por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) Conocido también como “Registro Moyano” en referencia al líder sindical que tenía la concesión monopólica para la tramitación de dicho registro.
14) Habilitación del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA)
15) Certificado del Curso de Manipulación de Alimentos
16) Inscripción del Vehículo como abastecedor del Municipio de destino (se requiere una habilitación para cada municipio). Por ejemplo, un vehículo no habilitado por el municipio de San Isidro no puede ingresar mercadería.
17) Inscripción de la fábrica proveedora como abastecedora del municipio de destino (una por cada municipio)
18) Factura comercial respaldatoria previamente aprobada y controlada por la AFIP. (Código de Autorización Electrónica-CAE)
19) Remito respaldatorio con Código CAE
20) Código de Operación de Traslado. (Antes de arrancar el vehículo debe informar al gobierno de CABA – también rige en PBA, Córdoba y Santa Fe, los detalles de las mercaderías a transportar, la ruta elegida, y los datos del destino).
21) Certificado Sanitario de la Mercadería emitido por SENASA
A estos documentos habría que agregar la documentación fiscal (CUIT, IIBB, CAI para las facturas) que el transportista necesita para registrar sus servicios.
A su vez, algunas provincias como Misiones y Jujuy requieren comprobante del pago a cuenta del impuesto provincial Ingresos Brutos.
La nota prosigue diciendo que “la odisea no termina en una frondosa carpeta repleta de documentos y permisos. A esta altura el lector comprenderá que cada uno de los veinte permisos tiene un costo en tiempo y dinero. Pese a ello, lo más costoso es el insostenible trámite cotidiano de registrar el “abasto” en cada municipio.”
Y que “los dos mil doscientos municipios del país obligan a las empresas a “registrar los ingresos de mercancías a su partido” con el argumento de velar por la seguridad de los habitantes. De esta manera, los vehículos de transporte deben desviarse (en promedio los kilómetros efectivamente recorridos se incrementan un 30%) a los efectos de “sellar la factura” por el municipio en forma previa a la entrega al cliente.”
“Este trámite medieval, expresamente prohibido por el art. 11 de la Constitución Nacional continúa vigente provocando pérdidas privadas y públicas. Con el agravante que el costo no es correspondido por un eventual beneficio para nadie.”
“Además de los permisos, los transportistas deben cumplir normativas ridículas impuestas por dichos permisos. Por ejemplo, hay municipios, por ejemplo, Quilmes, que habilitan transportes para trasladar determinadas mercaderías y no otras. Un transporte habilitado en Quilmes para transportar carnes debe pagar otra inscripción si desea transportar otro tipo de mercadería”, finaliza el autor citado.
Los costos económicos
En tanto, en el diario El Cronista Comercial se publicó una nota reciente de Victoria Giarrizo y Carlos Schwartzer en la que reseñan el caso de electrodomésticos producidos por tres fábricas medianas-grandes, surge un dato: los costos atribuibles a la etapa productiva de los electrodomésticos nacionales representan sólo 47% del precio de fabricación. El resto, 53%, es de carácter no productivo.
Entre estos costos ajenos al proceso productivo, ese 53%, se destacan: los tributarios que explican 19% del precio, logísticos que explican 11%, gastos en regulaciones laborales, ambientales y aportes solidarios (10%), gastos de administración comercialización, distribución y no revelados (13%).
“Sólo ingresos brutos se lleva 12% del precio por la superposición escandalosa que hay. Todas las partes compradas para fabricar el producto pagan ese tributo, desde una tuerca hasta una válvula o la materia prima. Y el industrial vuelve a pagarlo cuando vende el producto terminado. A eso hay que sumar las tasas municipales (2%) y tributos como impuesto al cheque (1,2%), ABL, tasas sanitarias, patentes, tasas ambientales, etc (3,8%) y no se están computando los costos de financiación”, detallan. Si se le diera eficiencia a esos componentes y a los logísticos, el precio podría bajar al menos 20%.
Mirando ahora los componentes del precio generados por el proceso productivo, 47%, están: los costos laborales 14%, energía 5%, materia prima 16%, mantenimiento 2%, amortizaciones 2% y rentabilidad 8%.
En los laborales, se agregan costos sombras indeterminados por la judicialización de las relaciones laborales que no se están computando. Si se le diera eficiencia a esos componentes, el precio podría bajar otro 6-7%.
“Las materias primas es de los costos menos competitivos para las industrias locales, a pesar que Argentina produce muchas de ellas. Por ejemplo, en acero y chapas de acero, la principal productora es Siderar una de las empresas más grandes del país pero el valor de ese insumo es muy alto. Los proveedores de válvulas lo cuantifican: la chapa de acero (su principal materia prima) es más cara que la válvula China puesta en el mercado local. Lo mismo sucede con el aluminio para fabricar envases, chapas o aberturas. El fabricante local es Aluar y el precio local es poco competitivo”, explican.
Igual problema ocurre en sectores que usan insumos derivados del petróleo. Argentina tiene el polo petroquímico, pero en el mercado internacional el polipropileno (para producir el plástico) sale la mitad que en el mercado local. Una causa es la posición monopólica de las empresas productoras que abusan con los precios. La otra es que el Estado no obligó a realizar inversiones, entonces su producción es más cara. Entre los dueños de las fábricas productoras, nuevamente, están los hombres con más riqueza del país, lo que impulsa a revisar cómo se está distribuyendo la renta, finalizan.
Esta nota me parece excelente. Lo que no me gusta es el resto del sitio web que contradice el espíritu del artículo. ¿No es contradictorio asombrarse de la cantidad de regulaciones cuando ustedes están señalando a los comerciantes en cuestiones como precios, los carteles y las condiciones de uso (acuerdos entre privados), los cobros, los importes, el acceso al baño, y un millón de detalles más?