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Metrobús – una de cal y una de arena

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El GCBA privilegia el Metrobús por sobre el subte. Esta nota plantea algunas ventajas del bus sin dejar de mencionar las críticas a la forma en que fue implementado.

Metrobús, subte y compañía

El Metrobús ya lleva la misma cantidad de pasajeros diarios que el Subte, 1,2 millones de pasajeros diarios cada uno, dice la versión oficial. Esto es cierto como que también que ya desde antes viajaban en colectivo…

Sacando el Metrobús de la Autopista 25 de Mayo que es utilizado por ómnibus y combis particulares, una ventaja del metrobús es destinar espacio público…. al transporte público. Pero también se denuncia que se usufructúa el beneficio político de una inauguración rápida sin complementarlo con una red de subte. Según dicen en el portal en ElSubte:

Es innegable que el Metrobús agiliza los viajes en colectivo, y además resulta mucho más barato y rápido de inaugurar que una línea de subterráneo. Pero se trata de una infraestructura de capacidad limitada, difícilmente sustentable e incapaz de ofrecer nuevas alternativas de movilidad a los habitantes de la ciudad.

Este mismo portal denuncia que el subte, por el costo y largo plazo, no parece ser prioritario: el Metrobús del Bajo comparte parte del recorrido con el tramo de la línea E de Bolívar a Retiro, con demoras para “terminar esta línea [que] contrastan con los tiempos en que se inaugura el Metrobús”, argumentan. Veamos.

 

 

Mientras tanto, el subte sigue atiborrado, al menos en hora pico…

 

Ventajas del metrobús

Para el gobierno de la ciudad, las ventajas superan los costos.

-Agiliza el tiempo de viaje y mejora la vida de cientos de miles de personas, es independiente del tránsito

-Los carriles exclusivos son necesarios y mejoran las condiciones de viaje diarias de más de un millón de personas que ya viajaban en colectivo

-ofrecen una velocidad promedio mayor (aunque por debajo de la del subterráneo)

-Presenta una mejora en la infraestructura de espera respecto de las paradas tradicionales.

 

 

Hay estaciones de trasbordo que sí son un ejemplo arquitectónico, en mi opinión (aunque una auditoría debe evaluar la licitación, solo opino sobre el proyecto final).

 

 

Desventajas del metrobús

Entre las desventajas del metrobús pueden decirse:

– Implica crear una serie de corredores dispersos e inconexos, no crea una nueva oferta

-no se integra con otros medios de transporte, no hay tarifa integrada ni trasbordos

-por no querer aumentar el boleto y la mayoría ser subsidios, la flota urbana contamina tanto por emisiones como por ruidos. El diésel es cancerígeno. Abajo el de Bogotá:

 

 

-no hay sistemas de pago previo al abordaje de las unidades que facilitaría la espera, porque no hay estaciones propiamente dichas, sino paradas

-las paradas no están integradas con el entorno, sino que generan una barrera como esta de abajo en Juan B. Justo. Se puede comparar con Curitiba o sin ir tan lejos, el tren de puerto madero, por ejemplo…

 

 

A continuación pueden verse fotos de otras ciudades como Bogotá:

 

 

Y que podrían ser similares a las del tren de Puerto Madero…

 

 

Y el caso del metrobús de Curitiba…

 

 

 

 

La Ciudad de Curitiba tuvo mucho éxito con el metrobús (ver esta nota) pero es verdad que está construyendo el subte… Y algo muy importante, hay un sistema de prepago, con estaciones mejores.

 

Y estas estaciones cortan menos el paisaje urbano…

BRT Curitiba, Brazil

 

Mi opinión sobre el metrobús

En mi opinión el balance del metrobús es positivo pero no dejo de destacar que las unidades suelen ser los mismas, con un diesel tóxico (y ni hablar de algunas líneas del Grupo Plaza que no se explica como CNRT las inspeccionó…).

Por no querer aumentar las tarifas (ya bastante golpeadas con otros servicios públicos) el sector de transporte automotor de pasajeros sobrevive a base de subsidios de oferta… Y esto hace que haya líneas realmente en estado calamitoso (sucias, contaminantes, etc.).

El gobierno está trabajando en armar un sistema de tarifa única, pero lleva tiempo, dicen… Tampoco se conoce una auditoría del costo del metrobús y demás. Para opinar acabadamente del tema hace falta:

-conocer costo beneficio

-tener un mapa de las necesidades de transporte (encuesta, estudios y demás)

-cotejar alternativas arquitectónicas

-ver cuánto se integra el sistema con las necesidades (de tiempos, espacios y ecológicas de impacto ambiental) de la ciudad, entre otros puntos.

-integración con bicicleta

En mi opinión, lo más grave del metrobús es el diseño de las estaciones, que corta el paisaje urbano y crea una barrera que arquitectónicamente no es beneficiosa. El caso más grave es Juan B. Justo, aunque otras estaciones son un poco mejores. Su diseño de rejas afea el paisaje, lástima que la municipalidad no haya invertido en paradas acordes e integradas al entorno urbano, hubiese sido una buena oportunidad.

Lo último: en 9 de Julio, durante el verano, el solo pega fuerte, estas paradas de cemento y metal, con poco verde, distan de ser cómodas y de dar protección. En suma, un buen sistema de metrobús es necesario pero el que hay todavía puede mejorarse y complementarse con otros sistemas, incluyendo bicicleta y subte, por supuesto (aunque la idea de que las personas viajen por debajo de la tierra y los autos arriba disgusta, como alguna vez dijo Claudio Canaglia en Derecho En Zapatillas Radio).

Esperemos que el GCBA esté a la altura de los nuevos desafíos urbanos, por ahora apenas es un paso y con mucho para mejorar.

 

 

 

Abajo, un cuento de Pedro Mairal

Taxidermia

Por Pedro Mairal

¿No cambiás la radio o la bajás un poco, por favor?, le dije al taxista. Estaba llevando a mi hijo al colegio y a las ocho de la mañana, a gran volumen por los parlantes de atrás, un programa de esos que mezclan la información con el humor no paraba de taladrar el cerebro de los oyentes con unas guasadas explícitas, homofóbicas y violentas que mi hijo asombrado ya venía memorizando para repetir en el recreo. La respuesta del taxista fue sólo una mirada de odio en el espejo. Después, con mucho delay, bajó apenas un poquito. La vuelta en colectivo siempre es un alivio. Dejo a mi hijo en la puerta, lo veo entrar con su mochila, me agarra ese estrujamiento del corazón cuando pega la vuelta en el codo de la escalera y ya no lo veo más, y me voy a tomar el colectivo. Entonces entro en una frecuencia totalmente distinta.

El taxi no te deja olvidarte de vos mismo, con esa cosa personal de uno a uno con el taxista, incluso si no le hablás, ese silencio, mirando caer las fichas del taxímetro del yo, esa deuda que se va acumulando, y el aire de gran señor que te da el taxi, todo ese auto para vos, para tu destino individual. Por un ratito tenés chofer. Y entrás en su ámbito, su anexo doméstico, su olor, su humor, su radio, su ideología, su hartazgo general, su bronca vial acumulada, su peluche colgando del espejo. Te encapsulás con él todo el trayecto. Por quince o veinte pesos, sos su confesor y él el tuyo. (Se me ocurre un consejo para la Iglesia: poner taxis-confesionario, con curas taxistas; subís, te dice: ¿Tiempo desde la última confesión?, baja la banderita y arranca. Entre el asiento de adelante y el de atrás iría una división con esterilla. Nombre posible de la empresa: El buen camino.)

No sé si es la fugacidad de ese vínculo entre chofer y pasajero lo que provoca la confesión, pero no falla, no bien se baja la bandera, taxista y pasajero se intervomitan sus secretos horrendos: infidelidades, frustraciones, tragedias personales, crímenes… Total, el otro se va a perder en la multitud y hay que aprovechar la oreja momentánea para volcar la inquina destilada. Encima a mí no me salva ni el fútbol. El otro día un taxista me preguntó de qué cuadro era. De Racing, le contesté. Ah, somos vecinos, me dice y se me queda mirando, esperando mi reacción. Silencio. Yo me acordé de Independiente de Avellaneda, pero no estaba seguro, capaz que había otro vecino, así que no dije nada. El siguió con el examen y dijo: ahora el 22 jugamos con River… Me miró inquisitivo por el espejo, pero sonaban grillos en mi sonrisa silenciosa. Pobre tipo. Y pobre de mí, también. El diálogo era como un formulario; me dejaba la frase picando para que yo completara el espacio en blanco. Al final no quedó más remedio que caer en territorio seguro y unánime: hablar mal de Macri.

Supongo que el estrés del tránsito, la violencia de la calle y la alienación van haciendo de cualquier persona sana un Travis Bickle al volante, un Taxi Driver psicópata calando hasta la médula a cada pasajero a través del espejito. Los pasajeros también nos vamos alienando. Por eso subirse al colectivo y dejar atrás el taxi puede ser un alivio. Olvidarse de uno mismo, no hablar, ir deshaciéndose, transmutándose en lo que vamos viendo por la ventanilla, viajar más alto, a veces ir sentado, mirar todo, ser la ciudad, ser eso que se ve, el movimiento. Ser nada, o todo o todos, en lugar de ser uno con su enojo rastrero en la confrontación teatral del taxi. Es un alivio despejarse, viajar en colectivo, distraerse del yo fatal, monoteísta, monotemático, el mono parlante que uno es, y poder por fin divagar por la ventana, papar moscas en tránsito o ir leyendo sabiendo el secreto de que, para no marearse, hay que levantar la vista del libro en cada giro.

Además uno ya tiene el boleto en la mano, ya está pago, ya te ganaste el viaje, lo merecés, es tuyo, no estás debiendo nada. Pagaste un peso veinte por sentarte en esa platea móvil, por el paseo panorámico en una Buenos Aires del año 2010. Se puede ser naif en colectivo. Mirar a las mujeres hermosas que de pronto se suben y transfiguran la mañana, parece que saliera el sol, la belleza llena el aire y después se bajan sin mirarte, siguen en su órbita, vuelve a nublarse el día. Se puede perder la edad, tener nueve años, mirar cómo se refleja el colectivo en las vidrieras, a veces al fondo lejos, a veces cerca, como si fuera avanzando por adentro de los negocios y las casas. Me parece que en el colectivo se me ocurren poemas y en el taxi se me ocurren cuentos.

 

#doshemisferios #metrobus = #vanguardia #argentina no tengo #dolares para poner en el #rio de la especulación

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3 Comentarios
  1. Matias dice

    Cuando se hace la comparación del uso en base al numero de pasajeros que transporta uno u otro modo, siempre se omite cuantos pasajeros por km usa uno y otro servicio. A igual volumen, la disponiblidad de kilometros de subte es muy pequeña en comparacion a la cantidad de kilometros que cubren las distintas lineas y se veria claramente que el subte transporta mucho mas que el colectivo, y transportaria aun mucho mas si se extendieran las lineas.

  2. Maru dice

    En los días de lluvia el colectivo debe poder parar en cualquier cuadra. Con estas paradas no podés. Ni hablar de los discapacitados o gente con poca movilidad que tienen que caminar 80 cuadras de más.

  3. Victorio dice

    El metrobús como proyecto es interesante, pero la realidad es que la aplicación no parece muy pensada. Tendría más sentido si transitar una sola línea, con unidades ecológicas, entre cabeceras de transbordo donde esperaran las distintas líneas de colectivos u otros transportes. Pero eso requiere más inversión. La idea del metrobús hoy es más marketing que una solución al transporte público. Incluso en San Isidro se escuchó la idea de implementarlo para unirlo al de Vicente López, cuando la principal avenida del partido en su tramo más ancho (desde Acassuso a Vicente López) no es transitada más que por un par de líneas de colectivos y la mayor cantidad de líneas transitan por el tramo más angosto de la avenida (desde San Fernando a Acassuso). Y además, el recorrido sigue el sentido del ramal Retiro-Tigre. Insisto con lo mismo,en lugar de aplicar el metrobus como una solución integral de lo usa como una medida marketinera y de rápida aplicación. En una época sacaron los colectivos pequeños, para pocas personas, pero con las mismas frecuencias que antes así que desbordaban de gente. Después sacaron colectivos con fuelle y los quieren hacer transitar por donde transitan los colectivos normales. Ahora con el metrobus amontonan líneas de colectivos en carriles exclusivos. La realidad es que la movilidad en las ciudades requiere mucho trabajo y a largo plazo y parecería que nadie quiere emprenderlo.

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