En Yering, al noreste de Melbourne, Australia, un productor de quesos ha sido objeto de sanciones por la emisión de “olores déraisonnables” (olores inaceptables), según informa The Guardian. La Agencia de Protección Ambiental Australiana (EPA) emitió una multa de 9.087 dólaresal Yarra Valley Dairy debido a la presencia de un olor caracterizado como “lait acide aux caractéristiques terreuses” (leche ácida con características terrosas).
La EPA alega que el productor de quesos no cumplió con la legislación local diseñada para evitar que los olores desagradables salgan de las instalaciones. El director de la EPA del norte de la metrópoli señaló que el olor era lo suficientemente fuerte como para justificar la medida, al menos lo suficiente como para causar molestias a la comunidad circundante.
Después de que un tribunal civil y administrativo victoriano (VCAT) cuestionara la decisión inicial, la EPA emitió un nuevo aviso en octubre. Sin embargo, cuando los agentes de la EPA visitaron el lugar en diciembre, el olor era lo bastante fuerte como para causar molestias cuando soplaba el viento, según afirmó el director del área de la EPA.
Aunque la empresa había tomado algunas medidas, no fueron suficientes, lo que resultó en la sanción. Según el último informe de la EPA, el productor de quesos no implementó las medidas necesarias para mejorar el tratamiento de aguas residuales y así evitar molestias a los vecinos.
Una demanda de consumidor, en Francia (!)
En una inusual disputa legal, un vecino descontento intentó llevar a juicio a un reconocido fromager francés acusándolo de vender queso con un fuerte aroma. El demandante alegó que el olor del queso afectaba su calidad de vida y solicitó que el fromager (productor de quesos) dejara de comercializar ese tipo de productos.
El caso fue llevado ante el tribunal, donde se argumentaron las complejidades entre el derecho de un comerciante a vender sus productos y el derecho de los vecinos a disfrutar de un entorno sin olores molestos. Después de cuidadosas deliberaciones, el tribunal finalmente emitió un veredicto a favor del fromager, reconociendo su derecho a continuar vendiendo el apreciado queso de fuerte fragancia.
La decisión judicial resalta la importancia de equilibrar los derechos individuales en situaciones en las que los gustos y preferencias personales pueden chocar. Aunque el vecino inconforme no logró su objetivo de detener la venta del queso en cuestión, este caso sienta un precedente.
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