Por Andrés Said*
El reconocimiento de la problemática que los cambios del clima de la Tierra y sus efectos adversos son una preocupación común de toda la humanidad desde hace varias décadas, dando lugar a la conformación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ahora, el acuerdo de París presenta un nuevo marco jurídico para regular el tema. ¿Cuáles son sus implicancias?
El Protocolo de Kioto de 1997 constituyó el primero instrumento de la Convención, en el cual se determinó que los países desarrollados son quienes deben tomar la iniciativa en lo que respecta a combatir el cambio climático y sus efectos adversos.
Sin embargo, a pesar de esta herramienta las emisiones continuaron incrementándose, de modo que en el año 2011, se reconoció la necesidad de aumentar el nivel vigente de ambición de mitigación para evitar que la temperatura promedio mundial aumente a valores peligrosos. Por lo tanto, se inició un proceso de negociación para la elaboración de un instrumento legal que resultó en el actual texto del acuerdo de parís.
Qué implica el Acuerdo de París
El acuerdo constituye un elemento sustancial para reforzar la respuesta mundial de la amenaza del cambio climático estableciendo que el aumento de la temperatura media mundial debe mantenerse muy por debajo de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales (preferentemente inferior a 1,5°C). Al mismo tiempo establece la necesidad de aumentar la capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático y los fondos disponibles para ello.
La estrategia para la reducción de los gases establecida en el acuerdo consiste en la realización de contribuciones determinadas a nivel nacional, a partir de las cuales cada país se compromete a realizar los esfuerzos más ambiciosos posibles en materia de mitigación, estableciendo metas de reducción cuantificables con plazos para llevarlas a cabo.
El texto del acuerdo de París, logrado tras dos semanas de negociaciones dentro de la reunión del clima COP21, deberá ser ratificado por 55 países que representen al menos 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Los países deberán revisar sus compromisos cada cinco años con miras a aumentar su nivel de ambición. Si bien todos los países deben presentar sus contribuciones, los países desarrollados deberían seguir encabezando los esfuerzos en la adopción de metas absolutas de reducción de las emisiones.
A la fecha la mayoría de los países han presentado sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efectos invernadero. No obstante, se observa con preocupación que las proyecciones realizadas continúan dando aumento de temperaturas promedio que superan los 2 °C, e incluso alcanza hasta los 3°C para fines de siglo. Por lo tanto, se reconoce la necesidad de que las naciones revisen y aceleren sus esfuerzos en materia de mitigación.
Los próximos años pondrán en evidencia si este nuevo instrumento será efectivo y facilitará la reducción el riesgo del planeta por medio de las modificaciones al clima, o si por el contrario las emisiones continuarán en aumento tal como es la tendencia actual y la necesidad de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero seguirá tratándose como una sutil sugerencia.

Un fondo de 100.000 millones de dólares
Entre los compromisos asumidos en París, los 195 Estados contratantes deberán contribuir a conformar un fondo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. A partir de 2025, se revisará al alza. A este fondo también podrán aportar los emergentes, aunque en su caso es una posibilidad “voluntaria”. El diario El País reportó que el fondo anual se destinará a que los Estados con menos recursos puedan adaptarse al cambio climático; por ejemplo, con medidas de protección por el aumento del nivel del mar. También servirán para que esos mismos países puedan crecer económicamente pero con bajas emisiones de dióxido de carbono.
Internacionales de la Dirección Nacional de Relaciones Agroalimentarias Internacionales del Ministerio de Agroindustria, y como docente del Departamento de Métodos Cuantitativos Aplicados de la Facultad de Agronomía de la UBA.